1.¿Qué formación básica que debería poseer todo ciudadano/a?

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  • Este debate tiene 16 respuestas, 1 mensaje y ha sido actualizado por última vez el hace 7 años, 11 meses por Joan Fuguet.
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    • #489
      Salva Carrasco- Fundación Esplai- Barcelona
      Invitado

      Los textos legislativos en materia educativa hablan de que el currículum escolar se orienta al desarrollo de la personalidad y de las aptitudes y capacidades del alumnado para la adquisición de competencias y contenidos; que se busca una formación que tenga en cuenta las capacidades intelectuales, éticas, físicas, emocionales y sociales del alumnado. Sin embargo, con frecuencia, parece que algunos pretenden que el sistema educativo forme súbditos obedientes a les exigencias mercantilistas del “homo economicus” y olvidan que debe fomentar la educación del cuerpo y de la mente, de la inteligencia, de la sensibilidad, del sentido de lo estético, de la responsabilidad individual y la espiritualidad como elementos integrantes y constitutivos de la personalidad de los individuos.

      El documento base propuesto para este debate parte de que el sentido último de la educación consiste en formar ciudadanos/as. Al formular esta pregunta nos planteamos dar un paso más y señalar aquello que consideramos básico incorporar para ejercer la ciudadania.

      ¡El debate queda abierto!

    • #551
      Agustin Pedrazzoli
      Invitado

      Hola! En primer lugar quería agradecer a la Fundación por iniciar este debate. No sé qué resonancia acabará teniendo, pero me parece fundamental que la ciudadanía se plantee este tipo de cuestiones y pueda responsabilizarse de ellas.

      Quiero empezar diciendo que yo no soy profesor, ni pedagogo ni pertenezco a una organización de ámbito educativo. Me acerco a este debata como un ciudadano con mucho interés por la educación y desde mi propia experiencia personal. Así pues, mi intervención no será la de una opinión «formada» si no que únicamente pretende compartir las observaciones y reflexiones que he ido desarrollando en estos años.

      Coincido plenamente en la afirmación de que nuestro sistema educativo debería tener entre sus objetivos de mayor prioridad formar ciudadanos. Creo que este objetivo es en realidad el de la sociedad entera, pero en particular el sistema educativo puede y debería jugar un papel significativo a este respecto.

      En vista de eso, considero que hacen falta tratar los siguientes puntos:
      – Las fuentes de información disponibles en nuestra sociedad y cómo desarrollar un habilidad crítica e independiente a la hora de informarnos.
      – Los valores, instituciones y procesos democráticas que existen en nuestro país y en la Unión Europea. Esto no se traduce solo en mayor conocimiento sino también en mayor respeto y aprecio por ellos en tanto que expresión de la voluntad popular. Una mayor veneración por lo público, que no se traduzca en una creencia dogmática ni reaccionaria.
      – Los procesos globales que marcan nuestro mundo: crisis medioambiental, desigualdad económica, estructura comercial internacional, organizaciones internacionales, etc.
      – El género y sus manifestaciones sociales para crear una conciencia más activa acerca de ello, y que deje de ser una configuración externa que opera en nosotr@s como agentes pasiv@s.
      – La participación ciudadana, movimientos sociales, foros públicos, trabajo en equipo, debates. Generar no solo mayor conocimiento sobre estas cuestiones sino impulsar una cultura de la participación.

      Como creo que, especialmente en educación, el contenido es inseparable de la forma o el formato, me parece importante que estas iniciativas de cambio por una ciudadanía más democrática deben acompañarse de cambios metodológicos. A mí se me ocurren los siguientes:

      – Que el conocimiento sea generado por los alumnos, no que sea depositado en ellos. Que estos sean sujetos activos y no pasivos del proceso educativo y del conocimiento, habilidades y actitudes que genere. (Paulo Freire, Pedagogía del Oprimido)
      – Dar más peso en el proceso formativo a la investigación y búsqueda de información que al aprendizaje. Dotar de las habilidades y herramientas necesarias para descubrir y aprender ya que vivimos en una época donde la cantidad de información es enorme y el acceso casi ilimitado. En este panorama, memorizar no deja de ser necesario a veces pero pierde su importancia relativa.
      – Que dicha búsqueda sea libre en la medida posible, que se fomente la curiosidad del alumno y se le de la libertad de explorar sus intereses.
      – Fomentar el compartir, no solo de cosas sino también de información y experiencias. Enseñar a trabajar en equipo, a cooperar, erradicar la actitud de posesividad hacia lo que sabemos motivado por la cultura del examen, las notas individuales, y el «no-copiar», potenciar pruebas o exámenes en grupo.
      – Reformar el sistema evaluativo, especialemnte en las etapas inferiores del proceso formativo. Que se centre más en el progreso individual y menos en el resultado final (notas), que valore aspectos relacionados con habilidades de trabajo, de cooperación, etc.
      – Abrir las aulas. Reducir la compartimentación de los espacios y los conocimientos. Que el proceso formativo se desarrolle también fuera de las cuatro paredes del colegio, calles, parques, museos, bibliotecas, etc. Que se enseñe a dar un uso formativo a nuestro entorno completo. Y que la división muchas veces artificial entre las ramas del conocimiento se procure vencer, promoviendo la interacción entre las disciplinas e incluso su no separación horaria.

      Por último, apuntar que la formación de ciudadanos no es posible sin la formación de personas maduras, solidarias, responsables y creativas. En este sentido, el sistema educativo también debería hacer suyos estos objetivos. Para lo cual se me ocurren los siguiente puntos:

      – Desarrollar la inteligencia emocional. Considero fundamental que se creen espacios para la introspección y el compartir de nuestro mundo interno. Dinámicas de grupo, momentos de meditación, terapias de grupo e individuales, según la edad, acompañadas por personas capacitadas (pedagogos, psicólogos, terapeutas, etc.)
      – Muy relacionado con esto sería importante desarrollar la inteligencia social, la capacidad de interactuar, cooperar, empatizar, comunicar, etc. Fomentar las actividades de grupo adaptándolas a las necesidades de cada grupo de edad (juegos, excursiones, actividades de grupo, dinámicas de grupo, foros de debate, etc.), enseñar a escuchar, comprender, comunicar, etc.
      – Ofrecer espacios de desarrollo espiritual, sin contenido propiamente religioso para que sea abierto a cualquier persona.
      – Por último, fomentar la dimensión artística de la persona, como expresión de los procesos internos de cada uno y como acto libre y creativo.

      Y con esto llevo ya bastante! Espero que pueda servir para iniciar el debate y a ver qué podemos sacar entre tod@s!

    • #564
      Luis Aranguren Gonzalo
      Invitado

      En primer lugar, felicitaciones por el documento y por la oportunidad de debatir. Falta hace. A mi entender, se parte de una finalidad educativa centrada en la formación de ciudadanos. Me parece bien, pero quizá algo insuficiente. Yo creo que la finalidad es formar personas en comunidad, y eso implica deberes de ciudadanía y reconocimiento de derechos.
      La formación básica que debe poseer todo ciudadano pasa por encontrar «perchas» para su desarrollo personal y social. Perchas de sentido y de orientación en el transcurso vital a partir de la generación de la curiosidad, preguntas e interrogantes. Perchas que conviertan al chaval en sujeto de su vida, dueño de su destino, defensor de sus derechos y de los derechos de los demás y conocedor de sus deberes cívicos como persona y como ciudadano. Perchas, por último, de horizonte, de unificación personal y de incorporación de todas las dimensiones que configuran a la persona, desde la espiritual hasta la social, explorando la capacidad de apertura antropológica de todo ser humano.
      Estas perchas no son instrumentos sino itinerarios de aprendizaje. Precisamente una de las cuestiones básicas que se deben incorporar en estos procesos de formación básica es distinguir entre fines y medios y no depositar en los soportes y mediaciones instrumentales finalidades equivocadas.

    • #570
      Salva Carrasco- Fundación Esplai- Barcelona
      Invitado

      Deseo comentar las intervenciones de Agustin Pedrazzoli y Luis Aranguren, para destacar profundas coincidencias con ellos y sugerir alguna pista para proseguir
      el debate.

      Con ellos destaco como finalidad de la educación la formación (“bildung”) de “personas maduras, solidarias, responsables y creativas” … de “personas en comunidad”, sujetos de deberes y derechos, desde aquella empatia radical que hace posible la convivencia humana. El niño , el joven, ha de ser “sujeto de su vida” y “dueño de su destino”.
      Entiendo que, en un entorno global como el que tenemos y que cuestiona en toda regla el vínculo social que une la comunidad, la salvaguarda del sujeto es una tarea prioritaria e implica la promoción y tutela de los derechos individuales, sociales i culturales.

      Con Agustin y Luis destacaria la importancia de que el joven sea , efectivamente, sujeto activo de su educación, más centrada en el proceso interior y personal (espiritual) que en el resultado y en las notas.

      Entre los cambios metodológicos se han sugerido, con motivo, algunos puntos para el debate:

      * la importancia de la investigación o indagación, libre y creativa;
      * la necesidad de abrir las aulas: la educación no tiene puertas, ni barreras;
      * el impulso de la cultura de la participación;
      * la creación de itinerarios de aprendizajes, adaptados a las diversas
      situaciones y necesidades de los jóvenes.

      Como moderador de esta pregunta del debate, invitaría a profundizar en estos cuatro aspectos metodológicos, que nos han planteado las intervenciones que comentamos.

    • #594
      Mª de los Llanos O´Dogherty. Ayuntamiento de Cádiz. Universidad de Cádiz
      Invitado

      Hola! Gracias a la Fundación Esplai por generar y permitir este intercambio de información hoy tan necesario. Actualmente me encuentro finalizando mi tesis doctoral acerca del Papel socio educativo de las entidades sin ánimo de lucro. Estoy de acuerdo con todas las reflexiones y propuestas que hacéis. Centrándome un poco mas en esa cultura de participación, creo que es fundamental que la escuela se abra a la sociedad, a su barrio, a su contexto…y que mejor que ir de la mano de todas esas organizaciones que luchan desde los planteamientos de justicia social. Sólo dos ideas que creo importantes:

      1. El papel social y la implicación de otros entes sociales en las instituciones educativas llevará consigo una nueva forma de apertura al entorno y la implicación directa en el desarrollo de su comunidad (Delors, 1996). Las metodologías y los contenidos que utilizan las asociaciones dista mucho del conocimiento estancado y formalizado de las instituciones escolares. Valores sencillamente humanos (Camps, 1994): Libertad, Igualdad, Justicia, Solidaridad, Tolerancia, Respeto, Responsabilidad, Sociedad, Participación-Cooperación, son imprescindibles para el desarrollo de la persona, las entidades sin ánimo de lucro son especialistas en estos valores.

      2. Adela Cortina (1999) ya apuntaba que la propia moral tiene una dimensión comunitaria indiscutible que debe sobrepasar los límites de la familia, para posibilitar la vida democrática y ponerse en el lugar de la otra persona. El desafío de la socialización y de la individualización consiste precisamente, en desarrollar la capacidad de reconocer al otro o la otra como persona (Tedesco, 1996). Pero además de esto, es necesario que las acciones tiendan a promover entre la ciudadanía actitudes y hábitos de participación e implicación en el desarrollo próximo de sus barrios y comunidades (Vidal Peguero, 2006, Arnanz y Barba, 2015). Realmente si educamos en un plano que no se responsabilice de un debate público y de una participación social, estaremos reproduciendo un sistema de exclusión proveniente de esa falta de implicación y lucha social (Sen, 2007).

      PD: Os pediría que utilizáramos neutros como ciudadanía, infancia…gracias

    • #598
      Elvira Aliaga González-Albo
      Invitado

      Aquella que aumente sus capacidades de descubrir, afirmar y desarrollar su propio potencial humano, con su singularidad y que, además, despierte su conciencia de ser parte de una colectividad que necesita de su aportación única e irrenunciable.

      Formación, también, para disponer de los recursos internos necesarios que le permitan exigir respeto; así como recursos para ser respetuoso/a y capaz de construir diálogos constructivos imprescindibles en la vida en sociedad.

      Una buena dosis de creatividad en los tiempos en los que vivimos nos es imprescindible, así que más que formar para ello, la idea es no cortar las alas, ya que cualquier persona tiene un gran potencial en este sentido.

    • #608
      Ester Collado Martínez
      Invitado

      Primero agradecer a la Fundación que se implique y nos deje participar en estos espacios.
      Creo que lo más importante en este momento en cuanto a lo que deberían poseer un ciudadano
      -Trabajar en valores para crear una sociedad crítica y justa
      -Participación comunitaria
      -Que la educación crezca de la propia inquietud de los alumnos, no como hasta ahora. Reforma de el proyecto educativo a nivel estatal.
      -Acceso libre a la educación

      Por pedir que no quede no?
      Salud!!!

    • #621
      Salva Carrasco- Fundación Esplai- Barcelona
      Invitado

      Las últimas intervenciones para contestar a esta primera pregunta de nuestro Foro
      nos confirman en la reflexión iniciada:

      • El interés de un debate público sobre estas cuestiones.
      • La importancia de la “formación” para el desarrollo de la personalidad en la infancia y la juventud y para exigir respeto para con la dignidad de las personas (Elvira Aliaga).

      Por otro lado se abre un interesante intercambio de opiniones sobre la formación y el trabajo en valores humanos, como libertad, justicia,solidaridad, respeto, tolerancia (Mª de los Llanos O’Dogharty y Esther Collado). Es cierto, se trata de una cuestión muy relevante de la aportación de las entidades del sector.

      En su intervención María de los Llanos afirmaba la necesidad de mantener abierta la escuela al barrio y al contexto. Nosotros hablamos de “educación a tiempo completo”, una escuela sin puertas, más allá de los horarios lectivos, abierta a la comunidad en que se ubica y con la que coopera.

      Como moderador de esta pregunta del Foro, sugiero que desarrollemos un poco cómo entiendemos esa apertura al barrio y al entorno.

      Nos preocupa la falta de complementariedad entre la escuela y las entidades que nos dedicamos a la educación, mal llamada, no formal. ¿No acabamos de visibilizar bien experiencias y buenas prácticas…o más bien es que son escasas o poco significativas?.

    • #623
      Eduardo García
      Invitado

      La organización social actualmente predominante (jerarquizada, basada en el antagonismo, la dominación y la desigualdad, despilfarradora de recursos, etc.) se muestra incapaz de resolver el problema de los límites biofísicos (agotamiento de los recursos, cambio climático). Las alternativas pasan por un cambio de modelo organizativo (redes horizontales democráticas, autogestionadas, basadas en la complementariedad y el altruismo, etc.), lo que supone cambiar también el ideario colectivo existente. De ahí, que cualquier propuesta educativa realmente progresista deba considerar la necesidad de preparar a los ciudadanos y ciudanas para resolver la la crisis sistémica en la que estamos inmersos. Desde esta perspectiva cualquier formación básica debe contemplar: 1) Una comnprensión científica (no basada en los mitos del neoliberalismo) del mundo en el que vivimos, especialmente de los límites biofísicos, así como de las posibilidades futuras que tenemos (decrecimiento caótico o decrecimiento justo y ordenado), 2) que el decrecimiento y el abandono del consumismo despilfarrador puede ser un aoportunidad para mejorar nuestro estilo de vida (menos puede ser más), 3) que los alumnos y alumnas, junto con otros colectivos e instituciones, deben participar en la construcción de redes comunitarias con una mayor resiliencia, 4) el desarrollo de todas aquellas capacidades que ayuden a resolver los problemas socioambientales propios de la crisis sistémica (capacidad de investigar, creatividad y espíritu crítico, trabajo coopertaivo, etc.).

    • #626
      Jaume Lanaspa – Fundación La Caixa
      Invitado

      Lo que podría definir como un “sueño” respecto al objetivo de formar ciudadano/as podría sintetizarse como sigue:

      1.- Desde un punto de vista individual, el sistema educativo – formal y no formal – tendría que:
      a). Proporcionar autoestima, seguridad (asertividad), creatividad, confianza y, en definitiva “felicidad” a los niños.
      b). Estimular al máximo la autonomía personal, la libertad y el espíritu crítico.
      c). Desarrollar todas las potencialidades de todos los niños.
      d). Acicatear la curiosidad y el afán – y el placer – de comprender (y, en consecuencia, de aprender).

      2.- Desde un punto de vista social:
      a). Promover el respeto del otro, y – muy especialmente – el respeto de las diversidades de todo tipo (culturales, étnicas, de género o de identidad sexual, religiosas, físicas o psíquicas, etc.), más allá de la mera tolerancia.
      b). Estimular el sentimiento de pertenencia y la participación como herramientas de cohesión social.
      c). Desarrollar un profundo sentimiento democrático, arraigado en la convicción de la igualdad radical de todas las personas por lo que respecta a su valía intrínseca y a su dignidad.
      d). Reforzar la solidaridad, el trabajo colaborativo, el civismo y la responsabilidad hacia la comunidad.

      Para alcanzar estos objetivos, que – en sí mismos – no son adquisición de conocimientos, pero que preparan para obtenerlos, hay un elemento fundamental: La enseñanza preescolar, de 0 a 3 años, por múltiples razones:
      – Posiblemente es la herramienta más potente para llevar a cabo la “transformación educativa”, y donde hay más margen de mejora.

      – Es la etapa en la que se pueden construir los cimientos del “formar ciudadanos”: valores, criterios, sentimientos morales, hábitos…

      – Una buena “preescolaridad” permite mejorar la igualdad inicial de oportunidades, compensando – por lo menos parcialmente- las desigualdades de tipo social y familiar.

      – Igualmente, permite reducir el despilfarro de talento que se produce (“mecánicamente”) cuando no se compensan las graves desigualdades iniciales, que cristalizan como definitivas.

      – Finalmente, este mejor aprovechamiento del talento general una alta “rentabilidad”, evidentemente para la persona, pero también desde un punto de vista social y económico.

      – Y, además, como país “nos lo podemos permitir” y – de rebote – mejoraríamos la pobre tasa de natalidad de la que “gozamos”.

      Evidentemente, situando esta etapa preescolar en el marco de un sistema educativo público, universal, gratuito y de calidad, como elemento irrenunciable de nuestro Estado de Bienestar.

    • #631
      Luci Villagrasa
      Invitado

      Buenos días a todos/as

      Encantada de poder participar en este foro, como miembro de Fundación Esplai. Estoy trabajando en el Área Esplais de Fundesplai.
      Leyendo, las diferentes aportaciones, me ha llamado especialmente la atención la aportación del compañero Jaume Lanaspa de Fundación La Caixa, ya que ha hecho mención a la formación que de todo ciudadano/a de pleno derecho tendría que tener desde sus primeros años de vida…yo añadiría no solo des del ámbito formal sino también desde los espacios no formales.
      Querría explicar nuestra experiencia des del trabajo que estamos haciendo con la etapa 0-3 desde los centros de esplais Hace aproximadamente 4 años que Fundesplai se lanzó con un proyecto ambicioso para reconocer y hacer visible la etapa 0-3 en el marco del tiempo libre, concretamente en 6 centros de esplai del territorio catalán en el que se detectó esta necesidad.
      ¿Cuál es la función de un espacio familiar en el ámbito del tiempo libre?
      Las educadoras responsables ayudan a las mamás y papás en la crianza de sus hijos/as, aprenden a jugar adultos y bebés, interrelacionándose entre ellos, debatiendo temas y haciendo reflexión, en resumen, aprendiendo unos de otros y viviendo una nueva experiencia como padres. Destacamos el valor que proporcionan estos espacios en el marco del tiempo libre ya que, a los adultos les ayuda a entender la importancia del ocio en los primeros años de vida de sus bebés, las funciones educativas y sociales que realizan los centros de esplai, los valores y actitudes que se transmiten necesarios para el crecimiento y buen desarrollo de sus bebés como futuros ciudadanos/as, así como también de los aprendizajes que adquieren los adultos, nunca se debe dejar de aprender.
      Añadir, para finalizar, que además, Fundesplai, cuenta con el proyecto AMA para madres adolescentes donde se combina el estudio (curso monitor tiempo libre) junto a espacios donde pueden estar con sus bebés, conciliando así su vida educativa, profesional y familiar a la vez.

      Nuestra misión… seguir creyendo y reforzando la formación desde la pequeña infancia, para un buen futuro.

      Saludos a todos/as.

    • #633
      Anabel Pérez- Fundación Esplai- Barcelona
      Invitado

      En relación a la primera pregunta del debate, ¿Qué formación básica que debería poseer todo ciudadano/a?, decir que estoy de acuerdo con Agustín Pedrazzoli y Ester Collado cuando hacen referencia a los valores. Considero muy importante enseñar a convivir en una cultura de paz y, de forma trasnversal en todas las asignaturas.

      Por último, sobre la pregunta que realiza Salva sobre “sí me preocupa la falta de complementariedad entre la escuela y las entidades”, debo decir que Sí, y mucho. Actualmente me encuentro haciendo un postgrado de mediación y en este, solo trabajamos los conflictos desde la familia y el sistema educativo formal. Incluso, dejando de banda a los monitores de acogidas o extraescolares. Intoducir, en estos espacios, casos practicos centrados en centros de tiempo libre, en extraescolares… hace que tome valor la educación que se hace desde este espacio y además, que todas las personas como yo, que no estamos formando, tomemos conciencia.
      Sí que es verdad, que a raíz de los recortes en educación pudimos notar que las escuelas empezaron a buscar en el tejido social esos recursos que habían perdido pero, aún hay mucho trabajo por hacer. Para reforzar este trabajo en red, debemos incluirlo en la formación de formador@s y en los planes educativos de los ayuntamientos.

    • #704
      enrique arnanz villalta
      Invitado

      Creo que las cinco preguntas son muy extensas y complejas, porque su respuesta implica muchos aspectos a tener en cuenta. Son buenas preguntas.
      No me voy a referir a los aspectos o contenidos formales, «los temas a saber y estudiar»… De eso havlan mucho los técnicos de educación y se han ensayado ya 17 planes educativos escolares…
      Si me quiero referir a valores o actitudes desde el objetivo de formar ciudadanos comprometidos, en los que creo que debe formarse.
      Desde el primer momento, afirmo que sólo creo en una educación que lleve en su ADN esta doble mirada: la mirada del sujeto como individuo solitario dueño de su propio destino, capaz de pensar, decidir y actuar por sí mismo en orden a la transformación de su propia realidad. Pero tambien, la mirada del sujeto como ser comunitario que es, vive, crece, ama y desama, acierta o se equivoca, es feliz o desgraciado…en y desde una comunidad de referencia.

      Hablamos mucho en Europa de “los pobres sociales”; y hacemos bien. Decimos que hay 65 millones de personas que necesitan ayuda externa para poder sobrevivir. Es una clara demostración de cómo los grandes banquetes generan grandes basuras.
      Pero, ¿os habéis preguntado alguna vez cuántos millones de pobres culturales, de pobres en ciudadanía y en conciencia sobre el valor de lo comunitario pululan entre nosotros? ¿Os habéis puesto a pensar cuánta gente no lee un solo libro al año ni tiene más consumo cultural que la dependencia de la tele, o dice que es feliz sólo cuando está bajo las luces de neón de la noche, o cuando auto luce el último modelo, o cuando practica la nueva religión que es vivir pendiente de la fe ardiente que suscitan dioses como Ronaldo, Messi o Simeone?.
      Son preguntas importantes, preguntas que deben sacudir nuestra inteligencia y nuestro corazón.; preguntas que quedan flotando en el viento.

      Educarnos y educar para “el dialogo inter”…

      Educar, cultivar y desarrollar el diálogo intergeneracional, interétnico, interreligioso, intercultural…, como una expresión cualitativa de ser y de sabernos “ciudadanía globalizada”, sabiendo que este diálogo inter no puede consistir en la imposición de criterios, ni tiene que tener como resultado necesario que pensemos lo mismo, ni puede concluir con la sensación dominante de vencedores y vencidos…
      Construir la ciudadanía, la casa común, lo colectivo, hace necesaria la colaboración de todos, de tal forma que si todos somos parte del problema, todos debemos ser parte de la solución, sabiendo además que la complejidad y la incertidumbre es algo tan adherido a nuestra vida personal y colectiva como la misma piel, y que muchas veces no es fácil gestionar esa complejidad.
      Este “diálogo inter” que reclamamos como condición de vida minimamente democrática y civilizada –¡dios mío, cuanto talibanismo mediático, educativo, moral…anda por ahí suelto!—es un diálogo educable, que se fundamenta en la aceptación de la diferencia como un valor, no solo en la tolerancia, en el aguante de lo diferente, o en el sentimiento masoca de que no tenemos mas remedio que soportar la diferencia porque nos lo imponen las leyes y las buenas formas.
      Por lo tanto, como punto de partida, tiene que haber una mutua aceptación; o sea, tiene que existir la capacidad de entender y comprender a la otra persona a partir del contexto en el que vive o ha vivido. Si esto no se da, lo único que aseguramos ya como inicio de nuestra relación es…una posición excluyente.

      Educarnos y educar para el consenso…

      Sabiendo que el consenso –desde nuestro punto de vista educativo—es mucho mas que una táctica o una fórmula políticamente correcta para desbloquear una situación.
      Educar para el consenso es todo lo contrario de educar para ganar, para el dominio, para el frentismo… Es educar para afirmar y defender lo propio desde la asertividad y desde el convencimiento de que no existen dogmas en nada y de que todo es muy proporcional y muy relativo.

      Creo que en el marco de la educación para la ciudadanía, la palabra consenso es o debe ser una palabra potente, muy potente.

      ¡Ojo, que este diálogo inter y este consenso, sólo puede darse si existe un común denominador reconocido por lo unos y los otros; de tal manera que si no comulgamos en algunos valores positivos y en algunas actitudes ante la vida… este consenso es imposible.

      Educarnos y educar para la disidencia…

      En un mundo tan desenfocado como el nuestro, donde el problema político, social, ecológico, económico y cultural número uno es, a mi juicio, el impresionante abismo de desigualdad que existe entre naciones, pueblos y continentes, y hablando de ciudadanos y ciudadanas que no sólo se preocupan por sus asuntos propios sino que se preocupan tambien de los asuntos ajenos, necesitamos educarnos y educar para la disidencia, para la indignación cívica, para la desobediencia responsable, para la critica inteligente, para la elección con conocimientos y con criterios… Necesitamos fomentar una educación que haga a los sujetos capaces de rebelarse contra las propuestas de mediocridad y alienación cultural y política que nos salpican tan a menudo. Y esto en medio de una sociedad demasiado orientada hacia la normatividad, hacia el orden y la disciplina ciudadanas. No es nada fácil en un contexto así y en una sociedad como la nuestra una educación hacia el pensamiento crítico, hacia la autonomía ética y hacia la disidencia individual y colectivas.

      Necesitamos romper el domino del pensamiento único y de la visión unidimensional del desarrollo y el crecimiento; una visión estúpida que reduce el desarrollo al crecimiento económico y que identifica calidad de vida con cantidad de consumo.
      Necesitamos crear espacios de disidencia y de libertad, en el sentido de que los ciudadanos y las ciudadanas seamos capaces de decidir y elegir cosas diferentes de “lo normal”, de “lo legítimo”…, como expresión de nuestra rebeldía contra lo que consideramos injusto, porque una cosa es “lo legal” y otra cosa es “lo justo”.
      La disidencia tiene que ir de la mano de la responsabilidad, en el sentido de evaluar y calcular bien lo que estamos haciendo, y saber aceptar las consecuencias de nuestros actos, calculando tambien los efectos que puedan tener sobre los demás. La cualidad mas importante de la disidencia no es que sea despechada o estúpida; es que sea responsable y coherente.

      No estoy diciendo que tengamos que anatematizar el poder político ni mantener el absurdo convencimiento de que todo lo que hacen las administraciones es malo o sospechoso, frente a lo que hacemos desde la sociedad civil que es lo bueno o siempre mejor. Esto es infantil.
      Para mi la disidencia es o debe ser, un principio ético que debe tener una traducción metodológica y que se manifiesta o se puede manifestar en muchos aspectos. Por ejemplo en mantener una preocupación especial por la defensa de los derechos de los más pobres y por la defensa de la naturaleza y de la madre tierra; en la opción por determinados proyectos, dejando aparcados otros; en entender que tenemos que trabajar de manera especial la cultura de la participación y la cultura de la coordinación y del trabajo en red; en hacer esfuerzos de creatividad e imaginación por crear formas alternativas de economía social y solidaria; etc, etc.

      Educarnos y educar para el optimismo inteligente.

      Esto no significa ser simplones, ingenuos o necios; ni mucho menos empeñarse en no tener problemas o en no querer verlos.
      El “optimismo inteligente” es la capacidad de tener un ideal, es la capacidad de tener un Norte como guía, sabiendo que lo importante es el viaje, no necesariamente la llegada. Y que es cierto eso de …”se hace camino al andar”.

      El “optimismo inteligente” tiene que ver con un cierto nivel de aceptación de uno mismo y de su propia historia; con el disfrute de una cierta autonomía y autodeterminación; con tener la convicción, como hemos dicho anteriormente, de que la felicidad no esta en la relación de la persona con las cosas, sino en la relación de las personas con las personas; en la convicción de que la propia vida tiene sentido y de que uno va creciendo poco a poco conforme es consecuente con los valores en los que cree y con los objetivos y metas que se propone; con la convicción tambien de que en la vida hay tambien muchas preguntas sin respuesta, y que la incertidumbre y el error están en nosotros como nuestra propia sangre, y que muchas veces no vamos a saber gestionar conflictos y compromisos que nacen al compaginar demandas internas y externas que son muchas veces contradictorias…Optimismo inteligente es estar convencidos de que nunca se le puede negar a nadie la posibilidad de cambiar.

      Y otra cosa importante, relacionado con esto que estamos hablando: necesitamos trabajar mucho y trabajar bien “el componente social de la felicidad”. ¡¡No hablo del “componente individual de mi felicidad”. ¡¡Hablo del “componente social de mi felicidad, del componente social de nuestra felicidad”!!
      Consciente de que feliz no es el que tiene un estado continuo de emociones y hemorragias de afectividad y satisfacción, apoyamos la idea de que la felicidad extensa y comprometida debe prevalecer sobre la idea de la felicidad autocentrada. No son los polos de una contradicción, y por lo tanto, no se trata de elegir entre contrarios. Se trata de integrar como un componente importante de mi felicidad personal la felicidad de los demás, la alegría compartida, la satisfacción de haber conseguido como equipo un logro o de haber crecido como equipo ante el error que reconocemos hemos cometido, el avance en el barrio, la mejora en la comunidad…, de tal manera que, una parte importante de mi felicidad personal es la alegría que siento viendo que otros mejoran, crecen, avanzan, prosperan… Se trata de saber y disfrutar con este sumatorio: tu que vales 7, mas tu que vales 8, mas yo que valgo 6, mas tu que vales 6, mas tu que vales 9…, igual a 100. Y no 7 mas menos 8, mas menos 6, mas menos, 6, mas menos 9…, igual a 0.
      Ojo, educar la inteligencia emocional es un componente esencial de la educación para la ciudadanía y debería serlo de nuestra educación democrática.

      Educarnos y educar para la austeridad

      Es una apuesta arriesgada y valiente, e incluso bastante contracultural.

      Partimos de una convicción: estamos instalados en el consumismo como modelo cultural. A pesar de la enorme crisis que estamos viviendo a nivel mundial, hemos llegado a una situación en la que el ideal de nuestro modelo de vida no es, ni siquiera, una vida cómoda y rica; es una vida opulenta, donde tiene que haber derroche para que la vida luzca. Y todo esto apoyado, sostenido, alentado y justificado por una impresionante maquinaria de publicidad que lo invade todo, y que con sus mensajes nos vende un modelo de vida consumista como ese mundo ideal, feliz y satisfecho al que todos tenemos el legítimo derecho a aspirar.
      La versión mas ligth de todo esto es una filosofía, una política y una economía muy actuales, que hablan y mitifican el crecimiento “sostenible y continuo”.

      Pues bien, frente a esto, estamos constatando que hay una grave contradicción entre crecimiento económico y desarrollo humano, y constatamos tambien que el crecimiento económico que persigue nuestro modelo dominante de desarrollo, es contradictorio con las leyes fundamentales de la naturaleza. ( Les invito encarecidamente que lean la reciente encíclica del Papa Francisco Laudatio Si…, antes de que se celebre en Paris la Conferencia “Climat 2015” en el marco de la Convención Mundial sobre el Cambio Climático que propicia Naciones Unidas desde hace años).
      Los países del Norte con su riqueza y su consumo creciente y excesivo –a pesar de la crisis—nos han llevado a vivir en un mundo de fantasía en el que una tierra por sí sola no es suficiente. A modo de ejemplo: para que fuera posible extender el modelo de consumo de un ciudadano medio de los EEUU al conjunto de la población mundial, necesitaríamos 5.3 planeta. En el caso de la Unión Europea, tendríamos que disponer casi de 3 planetas. El Occidente desarrollado vive en un mundo imposible a costa del deterioro irrevocable de la biosfera y de la confiscación de los recursos de gran parte de la tierra.

      Porque una cosa es el consumo ( una necesidad humana ineludible) y otra es la absolutización del consumo, el consumismo como modelo cultural que va imponiéndose no sólo a las clases medias, sino tambien a las clases populares y a las mayorías empobrecidas de la inmensa mayoría de los países. ¡¡Qué curioso: por un lado, vivimos en un impresionante abismo de desigualdad entre ricos y pobres, y por otro el consumismo como modelo cultural inunda todo el planeta, alimentando la suposición de que avanzamos hacia una sociedad global de consumo de masas, y reduciendo la cuestión de la pobreza a una mera y pura cuestion de crecimiento!!. ¡Esto es absolutamente falso!.

      Nuestro mensaje es claro: no al consumismo como modelo cultural y a las consecuencias desastrosas del desarrollo humano que se derivan de él. Y nuestra estrategia tambien es clara: hablamos de la necesidad de racionalizar el consumo, hablamos del “decrecimiento sostenible”, conscientes de que la magnitud de la crisis que estamos viviendo, necesita apuestas de este grueso calibre.
      Ya sé que los conceptos de crecimiento/decrecimiento/sostenibilidad… pueden ser conceptos gastados, viciados e instrumentalizados en función de intereses contrapuestos. Reconozco, incluso, que el concepto de “decrecimiento” puede tener poco recorrido. Acepto tambien que la idea de “decrecimiento” puede pecar de cierto etnocentrismo.
      A pesar de todo, quiero utilizar consciente y voluntariamente el termino “decrecimiento” porque creo que es claro desde el punto de vista educativo al apuntar bien hacia lo que queremos significar, que es lo siguiente: necesitamos desprendernos paulatinamente de un modelo de vida equivocado porque es incompatible con los valores y derechos de justicia e igualdad de todos los seres humanos, e incompatible con la sostenibilidad del planeta. Hablamos de una necesidad y de un ideal, no de un programa político cerrado o de una ideología ya construida.

      Hablamos del decrecimiento como criterio educativo y como estrategia inteligente. Afirmamos la necesidad de elegir libremente la sobriedad y educar en ella, porque necesitamos inventarnos otras maneras de relacionarnos con el mundo, con la naturaleza y con nosotros mismos, conscientes de que esto puede aportarnos condiciones favorables para ser más felices.
      Necesitamos educar a los niños y a nosotros como adultos a ser mas felices, consumiendo menos y consumiendo mejor, desenmascarando en nuestra vida personal y comunitaria el fetiche que une felicidad y consumo y, sobre todo –y esto es lo mas importante—sustituyendo el consumo de cosas y bienes por espacios y estrategias de desarrollo personal y comunitario, descubriendo mejores maneras de disfrutar de la vida.

      Creo que la estrategia definitiva y última es la educación, porque en el fondo estamos hablando de una necesaria e imprescindible sustitución de valores.

    • #725
      Minerva- Agencia de voluntariado y participacion social de Bizkaia
      Invitado

      Esencial que la personas seamos coeducadas para ser protagonistas de nuestra vida y ser protagonistas de nuestra historia junto con otras. Generar espacios de construcción colectiva desde pequeños y pequeñas en las que cada una de nosotras adquiera conciencia de sus propios límites, sus emociones,…dibujando un escenario en el que cada persona ponga sus capacidades al servicio del grupo y por ente a la comunidad,entendida la comunidad con el territorio donde las personas vamos creciendo
      La coeducación como mirada, tanto en los proyectos de educación formal como no formal, entendiendo que fomenta y potencia a las personas en su plenitud, rompiendo roles y estereotipos preestablecidos,..
      Posibilitar espacios donde aprendamos a vivir asumiendo responsabilidades de cuidado y autocuidado, siendo capaces que las personas seamos autónomas en nuestra vida y poder facilitar al vida a las demás. Ser capaces de educar en la importancia de lo comunitario desde una propuesta de educación para la participación.
      Para todo, será interesante que redefinamos nuestros proyectos desde una mirada coeducativa y seamos capaces de trabajar desde el sentir- pensar- actuar, tomando como referencia nuestro cuerpo como un todo y poniendo en el centro el cuidado de los unas y las otras y la comunidad.

    • #781
      Miguel García Aya
      Invitado

      Creo que las aportaciones son magníficas.
      La condición de ciudadanía viene referida a las condiciones sociales. ¿Cuál es la condición de ciudadanía de la extrema pobreza, de la búsqueda de refugio, de la supervivencia?
      El desarrollo en ciudadanía supone, de por sí, un cierto modelo social. Creo que es un tema clave. Es Política en estado puro.
      ¿Es la ciudadanía una posibilidad ligada al desarrollo económico?. ¿Es el desarrollo de las personas desde su individualidad hacia la sociedad? ¿es un avance en la evolución del pacto social en sociedades desarrolladas?
      ¿la ciudadanía es una conquista o un deber?
      Partimos de la necesidad de los desarrollos personales para su implicación en lo social. Pero, ¿donde está lo social?
      ¿cómo viven las personas lo social? ¿Cuanta desafectación hay en las personas hacia las instituciones, a muchas instituciones?
      En sociedades injustas que ven peligrar los servicios del Bienestar el atajo es la provisión individual de los que puedan en detrimento de los servicios públicos. ¿Se manifiesta la ciudadanía en defensa de lo que se ha vivido como posible?
      Formar personas es formar ciudadanos en cuanto a derechos pero no en cuanto a implicaciones. Nunca mejor que aquí y ahora sacar a colación el objetivo de la ciudadanía comprometida.
      Creo que la idea y la percepción de pertenencia es la que motiva a muchas personas a la participación y a la implicación.
      Formar en ciudadanía creo que es formar en menos yo y más en nosotros.
      Siento preguntar más que aportar, pero creo que hay un tema enorme de reflexión sobre políticas y sus repercusiones sociales.

    • #782
      Sonia Fuertes
      Invitado

      Me parecen muy sugerentes todas las aportaciones y me gustaría destacar especialmente la de Enrique Arnanz cuando nos habla de educar para el consenso y también educar para la disidencia. En mi opinión ambas son importantes y quizá complementarias. La disidencia como principio ético, como contrapuesta al pensamiento único, como posibilidad de cuestionar y repensar el orden establecido. Y el consenso como la capacidad de buscar los espacios de encuentro con el otro, de acuerdos, de negociación. Una capacidad que necesariamente comporta el poder escuchar las razones que no compartimos y el expresar las propias con respeto, sin «superioridad». Entiendo que ambas son formación básica para el ejercicio de la ciudadanía.

    • #788
      Joan Fuguet
      Invitado

      La formación que deberia garantizarse a todo ciudadano, ha de contemplar dos dimensiones, por una parte el máximo desarrollo personal y por otra parte el desarrollo social.
      Cada individuo, a lo largo de su vida, ha de poder alcanzar un nivel de competencia que le permita resolver las situaciones que le depare la vida con un alto nivel de eficacia y con un nivel de compromiso derivado de unos valores que van implicitos en su proceso educativo.
      Al mismo tiempo la formación ha de facilitar al ciudadano una educación emocional que le facilite su inclusión en la sociedad como ser social y que le permita compartir sus competencias con las de los demás para participar en la construcción de un modelo de vida más justo y más solidario y que rompa con el modelo existente de una formación dirigida al consumismo y la competitividad.

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