Durante el año 2024, Fundación Esplai dinamiza el Debate del Tercer Sector en torno al tema de la «innovación social y el Tercer Sector». Hemos organizado espacios de encuentro, discusión y debate, además de entrevistar a personas expertas y recoger el conocimiento y las propuestas de personas como Antonio Llorente. Reproducimos aquí su artículo sobre el tema.

La innovación y su impacto en el Tercer Sector

Antonio Llorente Simón
Presidente de la Plataforma Red Conecta Ciudadanía Comprometida, vicepresidente de EAPN Madrid y director de La Rueca. Es miembro del patronato de Fundación Esplai y ha tenido cargos de representación en diversas ONG y plataformas de organizaciones del Tercer Sector a lo largo de los años. Es psicólogo y máster en Dirección y Gestión de ONG por ESADE. Su trayectoria está ligada al mundo de lo social, desde lo local y con un gran compromiso por la construcción de redes.

Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con qué pasará, otras hacen que suceda.
Michael Jordan

Redefiniendo la innovación

Innovación se ha asociado, casi siempre, al campo de la tecnología o la digitalización: que también, pero no solo. Quiero pararme en el concepto de INNOVACIÓN tan denostado por su mal uso y expectativas inalcanzables. Todo no puede ser innovador ni tampoco debemos tildar de innovador acciones que hacemos cotidianamente.

Según la RAE, Innovar es “Mudar o alterar algo, introduciendo novedades”, hasta ahí estamos de acuerdo. Incluso a diario en mi vida personal hago el propósito de innovar “hoy voy a desayunar algo nuevo que he visto en Facebook” y me visto con bata blanca y jeans con deportivas de colores como si en el MIT me sumergiera. Pero, ¿esto es innovar?

Innovación, según el diccionario de la RAE, es “Creación o modificación de un producto y su introducción en un mercado.” ¡Ahí quiero llegar! Como bien dice Carlos Molina en Multiversial “innovación sin mercado, estás investigando pero no innovando; luego puede tener éxito o no”.

Tanto miedo nos da en el Tercer Sector ciertas palabras, como “mercado”, “cliente” o “negocio” que cuando oímos terminología empresarial el ambiente se sulfata y nos salen los demonios. Dejemos atrás el necesario corporativismo de los años 80, y pensemos que debemos tejer alianzas con el sector empresarial y la Administración Pública o, si no, seguiremos siendo los de “tercera”.

La cultura organizacional y los procesos ágiles

En la publicación «Desarrollo de talento y transformación cultural en las ONG» del Programa Esade-PwC de Liderazgo Social 2022-2023, se enfatiza en la importancia de la cultura organizacional. “Además del feminismo y la inclusión, un tercer aspecto clave que las entidades del tercer sector deben impulsar activamente en sus culturas organizativas es la agilidad, imprescindible para ser organizaciones adaptables e innovadoras. La pandemia nos ha demostrado que todo el mundo debe ser capaz de adaptarse a circunstancias cambiantes e inesperadas. Además, desafíos como la transformación digital hacen que sea aún más importante ser una organización ágil, para lo cual es imprescindible que nuestra cultura organizativa también refleje esta cualidad.”

La agilidad se puede aprender y aprehender con metodologías ágiles, que permiten adaptar la forma de trabajo a las condiciones del proyecto y de los participantes, logrando flexibilidad e inmediatez en la respuesta. Las entidades sociales que apuestan por el desarrollo del talento y las metodologías ágiles gestionan sus proyectos de forma flexible, autónoma y eficaz, aumentando el SROI e incrementando su productividad.

El proceso de innovación

Desde nuestras organizaciones queremos poner el énfasis en que la innovación lleva a la ACCIÓN. A poner en el mercado, entendido no sólo en la economía social sino en el campo de la acción social que acompaña a las personas en situación de vulnerabilidad y exclusión social. Como dijo Thomas Edison: “El valor de una idea radica en su uso”.
El concepto de usabilidad nos lleva a la proactividad partiendo de identificar las necesidades y expectativas de la persona que lo va a utilizar. La persona en el centro, axioma que venimos repitiendo en el mundo de lo social y ahí radica el poder de la innovación.

No cometamos el error que cometí hace años cuando iniciaba mis pinitos docentes. Me encontraba abriendo el maletín con mis pesadas trasparencias para ser expuestas en el retroproyector (Sicilia, 1920), las había trabajado durante muchas noches en un preludio y deseado powerpoint. Cuando, de repente, se abren las puertas en el edificio del Paseo de la Habana para que accedieran mis pupilos: ataviados con gafas negras, acompañados por sus perros guía y bastones blancos y rojos. Sí era la sede de la ONCE. Cerré mi Samsonita gris y “puse en el centro a la persona”. Sí, había preparado el material docente para mí, no para ellos y ellas.

Como profesionales de lo social no debemos utilizar el aserto de “yo lo sé, lo que tú necesitas es…” Con esta actitud les hacemos más dependientes aún además de no creer en la persona ni en sus potencialidades. Una acción que debe de ser compartida y co-creada, primero por principios metodológicos y luego porque si se apropian de ello la resistencia al cambio y su usabilidad estará asegurada.

Por tanto, creo que la innovación debe generar un producto vendible en el mercado de lo social. Para ello contamos con el talento de las profesionales y voluntarias, de unas metodologías agiles que aplicamos y un plan de marketing basado en el estudio de mercado que hemos realizado para diseñar el plan de negocio.

Hagamos innovación para crear o modificar un producto introduciendo novedades para ser utilizados. No nos confundamos con la ideación fantasiosa y, también, imprescindible, de la investigación.

“Sólo cuando la oruga creyó que el mundo terminaba se transformó en mariposa” (Proverbio)

La innovación se asocia a procesos donde la tecnología y lo digital ocupa el cuore. Términos como: Lean Starup, Design Thinking, Design Sprint, Agile, Kanban, Scrum, Systematic Inventive Thinking (SIT), Blue Ocean, Creative Problem Solving (CPS), … si bien, nos centraremos en describir el proceso de innovación que se prescribe con una serie de etapas:

Definir el reto

Un reto de innovación bien definido nos hace obtener mejores ideas que inexorablemente nos llevarán hacia un mayor potencial para generar soluciones innovadoras y de alta calidad.

“Si tuviera una hora para resolver el problema del mundo utilizaría 55 minutos en analizar el problema para llegar a un diagnóstico certero, y una vez conociendo las causas, tardaría 5 minutos en encontrar la solución” Albert Einstein solía decirle a su alumnado.

Hacernos preguntas

Hay que lograr mejorar el proceso creativo y para ello nos quedaremos con las preguntas más inspiradoras, preguntas que nos haremos cuando reformulemos las expectativas y necesidades de las personas participantes y/o beneficiarias.

Generación de ideas

La generación de ideas es la etapa más importante de cualquier proceso de innovación. Se utilizan muchas técnicas para estimular el pensamiento creativo “inside the box” como es la lluvia de ideas o “outside the box” donde se parte del problema para llegar a ideas muy interesantes en base al reto planteado.

Focalización de las ideas

Las mejores ideas, desde su potencial y no solo de la factibilidad, se eligen estudiando el “mercado” para implantarlas
Ahí sí que necesitamos a la profesional experta para que valide las ideas y no se queden en oníricas o sublimadas.

Definir

Esta fase es consustancial a la anterior, tratando de conceptualizar la propuesta y ponerla por escrito.

Prototipar

“Falla rápido, falla barato” En esta fase nos centraremos en la construcción de una simulación del concepto definido para ser validado/testado por usuarios finales promoviendo ajustes para pasar a la etapa de implementación.
Muy importante que lo probemos con los usuarios finales o bien con un prototipo o con un role-playing si se trata de un servicio.

Implementar el proyecto innovador

Es hacer realidad la idea inicial. Puede ser muy compleja, aunque tan sólo hay que dedicar el insumo del tiempo.

Ponerlo en el mercado

Es una fase muy creatividad para lograr que las necesidades y expectativas de futuras usuarias se vean colmadas con la propuesta de valor.
Tenemos que utilizar un método basado en principios de medición del valor extra financiero, es decir el valor ambiental, social y económico del proyecto. Estamos hablando del SROI.

Como dijimos al principio del artículo, un proyecto será innovador si lo implantamos en el mercado, si no será investigación lo que estemos haciendo. También imprescindible el basarnos en datos y no en intuiciones opinables, de moda en el sector social.

Lo que distingue a la innovación social

A la hora de hablar de innovación nos referimos a innovación social, no solo para diferenciarnos del I+D del sector empresarial, sino porque tiene unas peculiaridades muy acertadas.

La innovación social es definida como aquella «acción endógena o intervención exógena (surgida desde las personas necesitadas o desde las que quieren ayudar) de desarrollo social (mejora del bienestar y/o de la cohesión social) que, a través de un cambio original/novedoso (se produce una situación diferente de la preexistente), en la prestación de un servicio o en la producción de un bien (admite diferentes formas de manifestación intangibles y/o tangibles) logra unos resultados generalmente a través de un sistema en red y que tiene potencial de ser reproducible» (Morales, 2008).

La innovación social no puede quedar en deseo, debemos salir del encorsetamiento que los formularios de la financiación pública nos suscitan. Aún ahí caben propuestas novedosas. Ilusionémonos con esta corriente de innovación, no sigamos proponiendo las mismas soluciones ante las nuevas necesidades sociales.

Una propuesta que en mi entidad se promociona es el “intra-emprendimiento” que consiste en “liberar” horas y espacio para que un equipo de trabajo prototipe una idea innovadora, anteriormente validada por su interés social y pertinencia.

No esperemos a levantarnos un día con una buenísima idea, la innovación es fruto de cultivar la cultura innovadora en el seno de la organización. Para ello hay que facilitar el pensamiento creativo, la posibilidad de propuesta y creer en las profesionales que lo harán posible.

Un buen liderazgo que motive y estimule a cometer fallos rápidos y baratos hará que las entidades sociales del Tercer Sector se modernicen y avancen hacia un futuro más prometedor.

Puedes acceder a la colección Documentos para el Debate desde este enlace.

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Fundación Esplai Ciudadanía Comprometida somos una entidad sin ánimo de lucro que tiene como misión promover el empoderamiento ciudadano y su compromiso con la mejora de la sociedad, desde la perspectiva de los derechos, la inclusión y la transformación, y con una especial dedicación a la juventud. Todo ello mediante la intervención social comunitaria, la acción socioeducativa y la inclusión en el ámbito de las tecnologías de información y la comunicación, trabajando en red con el Tercer Sector y con el resto de agentes sociales.