Durante la primera semana de julio y el resto del mes, varios grupos de niñas y niños del distrito de Latina estarán participando en actividades relacionadas con la robótica y la tecnología y el medioambiente en los campamentos organizados por la Fundación Esplai en colaboración con la Asociación Vecinal Lucero y la Fraternidad de los Cármenes.
Además, contarán con la colaboración de jóvenes voluntarios y profesionales de Microsoft, Madrid In Game y el IES Villaverde.
Día 1: Nos conocemos
Nada hacía presagiar que los próximos días la tranquilidad se iría de vacaciones durante esa semana en la sede de Fundación Esplai cuando Bárbara, Sofía, Lucas, Óliver o Ariana (entre otr@s) esperaban su desayuno a primera hora de la mañana. Al ser temprano y el primer día, la vergüenza y el sueño estaban todavía entre los y las participantes del campamento, pero en el momento que llegó Youssef, no volvieron a aparecer por allí. Su alegría y desparpajó despertó hasta el más somnoliento y la alegría se instaló entre ellas y ellos; las dinámicas de presentación posteriores ya eran más bien para afianzar amistades que para conocerse… Para cohesionar más el grupo y darle una identidad, eligieron entre todas y todos ponerse el nombre de “La Robótica”. A media mañana, los bocadillos hicieron un hueco para colarse entre carreras y voces por unas calles que estaban poco acostumbradas a tantos niños y niñas correteando por ellas. El esfuerzo vino bien para que, una vez terminado el descanso, se sentaran delante del ordenador para completar el reto de “Rayuela”, un juego educativo en el que las y los participantes del campamento tuvieron que enfrentarse a una serie de situaciones en las que los protagonistas de la aventura sufrían o participaban en situaciones de bullying o ciberbullying hacia sus compañeros. Una vez superadas y aprendidas estas situaciones, podían ir avanzando en las misiones. Durante la actividad, las niñas y niños del campamento no es que tuvieran actitudes parecidas a las del videojuego, más bien todo lo contrario, ya que dejaban sus ordenadores para avanzar conjuntamente con sus compañeros. Para acompañarlos en esta primera jornada, Miriam y Jesús, trabajadores de Microsoft, asistieron como voluntarios con el mismo entusiasmo que los niños y niñas. Mateo y Candela, otros dos jóvenes voluntarios, no solo estuvieron en la primera sesión, sino que aguantaron hasta el final de la semana.
Día 2: Visitando el huerto
El segundo día vinieron nuevos participantes como Esteban o Yadiel, que se unieron a Emmanuel, Matías, Mía. Todos y todas cogieron sus gorras y botellas de agua y se pusieron rumbo al huerto comunitario de Lucero. Durante el paseo, las canciones hicieron frente al calor y una vez en el huerto, Mariano, vecino del barrio y hortelano, les guió entre árboles frutales, plantas aromáticas o de hortalizas ante la atenta mirada e interés del grupo que mayoritariamente desconocía muchas de sus explicaciones. Para finalizar la primera parte de la mañana, se realizó un simulacro de riego utilizando drones por el huerto. Con la ayuda de los voluntarios Jesús, Mateo y Candela (que repetían) y Moisés, las y los chicos tuvieron que programar el recorrido para evitar obstáculos y conseguir realizar un recorrido entre las plantas del huerto. Finalmente lograron su objetivo no sin pocas dificultades que consiguieron solucionar entre todas y todos. De vuelta a la sede después de comerse el bocadillo, se pusieron de nuevo a combatir el bullying en otra sesión del juego “Rayuela” para lograr terminarlo y así finalizar el segundo día de campamento
Día 3: Pequeñ@s programador@s
Tras la visita al huerto, el miércoles tocó aplicar la tecnología a la horticultura. En primer lugar, los y las participantes tuvieron que utilizar una tarjeta Micro Bit para crear un riego automático para una planta. Posteriormente, con habilidad y paciencia, cada uno tuvo que programar las Micro Bit un sistema en el que un sensor de humedad detectara cuándo había necesidad de regar la planta. Una vez programada la Micro Bit, una pajita movida por el servomotor era la encargada de coger el agua de una maceta para depositarla en la otra con la tierra. Un sistema muy útil si se van de vacaciones, ya que la práctica también consistió en sembrar sus propias semillas que se llevaron a su casa.
Día 4: Destripando un ordenador y entendiendo la IA
Aunque la tecnología y los dispositivos electrónicos estén presentes en el día a día de los y las niñas del campamento, nadie de los presentes había visto nunca un ordenador por dentro ni conocía de qué materiales estaban compuestos. El encargado de guiarles para la autopsia del ordenador fue Pedro, profesor del IES de Vilalverde. Abriéndose paso entre cables y tarjetas, las chicas y chicos desmontaron varias partes del interior del ordenador y Pedro les fue indicando para qué servía cada una. Para entenderlo y diferenciarlo mejor, tuvieron que realizar un dibujo de la placa base y los componentes con dispares resultados. Para realizar esta tarea contaron con la ayuda de Candela y Mateo igual que el resto de días y con Alba y María, voluntarias también procedentes de Microsoft. Antes y con el objetivo de concienciar sobre la importancia de alargar la vida de los dispositivos electrónicos por la forma en la que se extraen componentes necesarios para su fabricación como el coltán o la contaminación de otros elementos como el plástico, se explicó a los asistentes de dónde proceden estos elementos o a dónde van una vez los desechamos. Una vez hecho el descanso para reponer fuerzas y desconectar, los participantes tuvieron su primer contacto con la inteligencia artificial. Como la mayoría (por su corta edad) no sabía de que se trata esta nueva tecnología, Pedro utilizó la web learning machine for Uk. para que ellas y ellos crearan una inteligencia artificial capaz de diferenciar lo indicado, como por ejemplo distintos animales, niños y niñas con gorra y sin ella o personas conocidas. Mediante fotografías iban “enseñando” a la inteligencia artificial a diferenciar el objetivo además de que los y las niñas podían aprender los peligros de sesgos que puede tener esta tecnología.
Día 5: Superando retos en 3D
Para el último día de campamento aún quedaban sorpresas. Como el resto de jornadas, los participantes fueron llegando con las mismas ganas de toda la semana. Para la primera actividad les estaba esperando un reto: construir con bolígrafos 3D una estructura capaz se soportar un peso concreto y con una altura determinada. Una vez realizado el proyecto en papel, las niñas y niños se pusieron a construirlo con los bolis. El resultado, más o menos atractivo, superó los requisitos de peso y altura satisfactoriamente. Hecha la estructura, las participantes dieron rienda suelta a su imaginación para realizar llaveros con personajes de animación o videojuegos. Como última actividad y retomando las Micro Bit, las chicas y chicos fueron rotando por distintos juegos programados con las tarjetas como el mítico Operación donde había que extraer diferentes piezas situadas en un robot gigante sin rozarlo; en otro de los juegos tenían que reaccionar pulsando a izquierda o derecha lo más rápido posible según indicara la Micro Bit con sus leds; para trabajar la psicomotricidad, los chicos y chicas también tuvieron que completar un recorrido por un alambre con un aro sin que éste rozara en ningún momento y el último juego era un piedra papel o tijera, pero en vez de hacerlo con las manos, las tarjetas Micro Bit eran las que iban eligiendo al azar uno de los tres objetos. Cumplido casi el tiempo y al igual que se hizo otros días, las personas participantes en el campamento fueron dando sus opiniones y dejando sus testimonios para finalmente poder realizar un cuaderno de bitácora en podcast, donde muchos de ellos quisieron valorar positivamente su experiencia y ganas de que este no fuera el último día y poder repetir nuevamente en cuanto pudieran.