El Caixa Forum de Valencia acogió el pasado 29 de octubre la mesa redonda Digitalización: oportunidades y retos para la igualdad social, un encuentro en el que especialistas de diferentes ámbitos reflexionaron sobre el impacto de la transformación digital en la ciudadanía y los derechos sociales, bajo preguntas clave como: ¿qué hemos aprendido respecto a la digitalización en los últimos años?, ¿cómo impacta en la igualdad social y en nuestros derechos? y ¿cómo evitaremos que se amplíen las brechas socio-digitales en el futuro?
La presentación del acto corrió a cargo de Olivia Blanchard, consultora e investigadora especializada en el impacto de la tecnología en la sociedad, quien dio paso a una mesa redonda con tres ponentes:
- Guillem Porres, coordinador de proyectos de e-inclusión en Fundación Esplai y representante del Observatorio de Derechos Digitales (OBD).
- Sandra Gómez, coordinadora de proyectos sobre Tecnologías Digitales en la Fundación Ferrer i Guàrdia.
- Mercedes Botija, profesora titular de Trabajo Social y Servicios Sociales en la Universidad de Valencia.
Durante el encuentro, Guillem Porres compartió reflexiones clave sobre el papel de la digitalización en la inclusión social:
- «Los Centros de Competencias Digitales son espacios comunitarios clave para la ciudadanía, especialmente tras la pandemia», según indicó. Porres, quien explicó cómo estos centros han evolucionado desde los antiguos telecentros, convirtiéndose en espacios de referencia donde se ofrece acompañamiento digital, alfabetización tecnológica y apoyo en trámites esenciales, como la escolarización o la solicitud de ayudas sociales.
- «La digitalización ha evidenciado y profundizado desigualdades estructurales ya existentes». Desde su trabajo en el OBD, señaló como los colectivos vulnerables, como las personas con menor nivel educativo o mayores de 55 años presentan una menor autoconfianza digital, lo que limita su participación plena en la sociedad digital.
- «El acompañamiento es un factor clave en los procesos de inclusión digital». Así, insistió en que no basta con garantizar el acceso a dispositivos: el acompañamiento humano y personalizado, prestado especialmente en centros de proximidad, marcan la diferencia en la inclusión efectiva.
- Finalmente, afirmó que «la brecha digital también es una brecha emocional y que jóvenes y mayores se enfrentan a la soledad digital». Incluso contando con conexión y dispositivos, muchas personas se sienten aisladas por no disponer de las habilidades necesarias para relacionarse, filtrar información o participar activamente en los entornos digitales.