En la segunda semana de campamento, una quincena de participantes ha disfrutado con distintas actividades relacionadas con la robótica y la concienciación ambiental

Una semana más, la sede de Fundación Esplai ubicada en el distrito de Latina en Madrid, ha sido el lugar de reunión donde varios niños y niñas han disfrutado con distintas actividades programadas por el área de socioeducativa. El campamento, novedad este año dentro del proyecto Jo_Ven In Tech! “DiSueña y Construye tu comunidad” (financiado por el IRPF de la Comunidad de Madrid), pretende mejorar las competencias TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y las competencias transversales de familias y alumnado de origen migrante, favoreciendo valores como la solidaridad y la inclusión educativa con la tecnología como eje principal.

Día 1: Programamos un videojuego

Como sucediera en la primera semana de campamento, los y las participantes llegaban tímidamente a la sede de Fundación Esplai en Madrid, Sofía, Denilson, Izan, Rainer o acompañados de un poco de sueño y algo más de timidez. Después de realizar unos juegos para que se conocieran y cogieran confianza entre ellos y ellas, las risas y la alegría se instalarían ya hasta el último día de actividades.

Un poco más complicada fue la elección de nombre e imagen para el grupo. Divididos en dos, unos se ocuparon de elegir el nombre que les identificara con el campamento y otros tuvieron que diseñar una imagen que lo complementara. Después de un largo rato de duras negociaciones y descartes de propuestas, finalmente se consiguió: esta semana serían Los Cuatripiñatas.

Tras un descanso para reponer fuerzas, Azucena y María, voluntarias de Microsoft, fueron guiándoles para realizar un videojuego desde 0. Curiosos ante la expectativa de ser creadores de su propio videojuego, seguían atentos y atentas las explicaciones de Azucena, que, como piezas de un puzle, iba montando todos los elementos para que poco a poco los y las participantes fueran eligiendo su personaje y dando forma al juego. Aunque no hubiera tiempo para terminarlo, sin duda fue una actividad que disfrutaron y puso el listón muy alto desde el primer día.

Día 2: Vamos al huerto

En Fundación Esplai pensamos que el uso de la tecnología es un buen recurso para la reducción de la desigualdad, pero también creemos imprescindible la concienciación sobre el uso de los recursos naturales. Por suerte, los vecinos y vecinas de Lucero tienen la suerte de contar con un huerto comunitario que una vez más nos permitieron visitar.

Una vez más, Mariano, vecino del barrio y hortelano, nos transmitió su pasión por el cultivo de la huerta llevándonos entre aromáticas, árboles frutales, berenjenas, pimientos y los primeros tomates que ya empezaban a pasar del verde al rojo (y no por vergüenza ante los visitantes). En la pausa para el bocadillo, algunos de esos tomates fueron protagonistas, pero por poco tiempo, ya que Mariano preparó una degustación para los niños y niñas que, siempre con buen apetito, dieron cuenta de ellos en un abrir y cerrar de ojos.

Ya saciado el apetito, se enfundaron el traje de pilotos para una misión muy especial: hacer un simulacro de riego del huerto.

Si ya llevamos sufriendo las consecuencias del cambio climático, los últimos años se están incrementando de manera más acelerada con unos veranos de temperaturas infernales y, como viene pasando este año, la reducción drástica de precipitaciones. Aprovechando que estábamos en el huerto y allí es importante aprovechar hasta la última gota, encomendamos a los niños y niñas la misión de regar las plantas con los drones. Ellas y ellos fueron los encargados de medir distancias para luego trasladar las instrucciones para hacer volar los drones con la ayuda de los voluntarios Moisés, Candela y Mateo. Finalmente, y tras alguna que otra dificultad, los drones emprendieron el vuelo y finalmente pudieron gritar ¡misión cumplida!

Día 3: Cuatripiñatas “InGame”

A menudo, las ciudades disponen de recursos que cuestan mucho esfuerzo y dinero que no siempre se aprovechan todo lo que se debiera. Por suerte, cerca del distrito Latina, el Ayuntamiento de Madrid ha creado el espacio Madrid In Game, una apuesta por potenciar el sector del videojuego con espacios de coworking y eventos para reunir a distintas empresas del sector.

Aprovechando esta cercanía, el miércoles nos fuimos de excursión con los y las participantes del campamento, pero sin darles mucha información para dejar lugar a la sorpresa. No nos habíamos montado en el autobús cuando a los pocos minutos ya nos estábamos bajando en las instalaciones construidas en Casa de Campo. Expectantes, los niños y niñas fueron bajando sin saber muy bien donde se encontraban ya que, desde el exterior, llama más la atención la comisaría de policía que se encuentra junto a los discretos edificios de Madrid In Game.

Nada les llamaría la atención del primer edificio al ser una zona de conferencias. Los y las “cuatripiñitas” ya sabían que venían a ver algo relacionado con los videojuegos y allí no había PlayStation u otras consolas para jugar.

Al pasar a la segunda sala el ánimo cambió. Divididos en tres grupos, fueron pasando por los distintos espacios para la producción de un videojuego después de la programación. Uno de los grupos pasó expectante a una habitación donde solo se veía una tela verde que ocupaba la mitad del espacio. Frente a ellos y ellas se encontraba una televisión donde, sorprendidos, iban cambiando sus caras al ver que el fondo verde cambiaba por distintos escenarios donde se trasladaban a demanda acompañados de todo tipo de animales y objetos alrededor.

A su vez, otro de los grupos pasaba a una habitación acristalada donde se podían ver varios ordenadores y tablets. Esta sala estaba dedicada a la realidad aumentada y allí podían ponerse ante la cámara del ordenador y añadir objetos y animales a su imagen. Al no estar indicado por distintos riesgos en niños y niñas, no pudieron disfrutar de las gafas de realidad virtual. De lo que sí pudieron disfrutar algunos de ellos y ellas fue de una PlayStation 5, donde seguro que más de uno no le hubiera importado quedarse toda la mañana.

El tercer grupo se dirigió al estudio de sonido. Tras una breve explicación de Jan, Técnico de sonido, les puso distintos ruidos que tenían que identificar de qué parte de la sala venían. Después, para enseñarles los efectos de sonido, varios niños y niñas cogieron el micro para cantar una canción infantil, como hizo Sofía, o para interpretar (para sorpresa de los asistentes) una canción de Shakira, como fue el caso de Gala.

Después de hacer una pausa para el bocadillo y para controlar un poco la euforia, el plato fuerte estaba por llegar. La última parte del día estaba dedicada a una sesión multiplayer en un espacio con ordenadores que tenían luces por encima de sus posibilidades y sillas de “gamer” donde a más de uno y una les costó subirse. Pero eso ya no importaba porque por fin podían disfrutar de los juegos que más les gustaban y hacer lo que se hace un espacio dedicado a los videojuegos: jugar.

Conseguir que se levantaran del asiento no fue sencillo, pero una vez hecho, todas y todos volvieron contentos de poder haber visto las distintas fases de creación de un videojuego y, sobre todo, poder jugar.

Día 4: Creamos una Inteligencia Artificial

Tras un día intenso como el anterior, las y los participantes del campamento volvieron a la sede de Fundación Esplai para afrontar el penúltimo día de actividades. Aprovechando la visita a Madrid In Game y que ya habían empezado su propio videojuego, la primera parte de la mañana la dedicamos a terminar el juego empezado el lunes con Azucena, la chica voluntaria de Microsoft. Como “pequeños expertos” y con alguna que otra ayuda, finalmente pudieron finalizar el juego y disfrutar de él.

En la segunda parte de la jornada nos acompañó Pedro y su infinita paciencia. Si la semana anterior les enseñaba a desmontar y montar un ordenador, en esta sesión les estuvo enseñando a crear una inteligencia artificial.

Atentos y atentas a las explicaciones de pedro, los chicos y chicas fueron aprendiendo como tenían que introducir la información que querían enseñar al programa para reconocer las instrucciones que le daban, como saber identificar con flechas que indicaban arriba, abajo, izquierda y derecha. Una vez hecho, utilizando el programa “Scratch” Pedro incluso consiguió que un personaje animado consiguiera moverse cuando él enseñaba a la cámara del ordenador las flechas de dirección.

Día 5: Gymkana tecnológica de despedida

El campamento afrontaba su último día tras una semana repleta de actividades con la tecnología como protagonista, donde los y las niñas pudieron disfrutar creando un videojuego, visitando el huerto o Madrid In Game e incluso diseñando una inteligencia artificial. Todo esto estaba muy bien, pero el diseño con bolígrafos 3D haría que las y los participantes se olvidaran en el rato que duró esta actividad.

Con el objetivo inicial de construir una estructura, los y las pequeñas constructoras pronto olvidaron su cometido para ponerse a realizar cualquier cosa menos eso. Desde llaveros, nombres o figuras abstractas, las niñas y niños consiguieron abstraerse y disfrutar al máximo de esta actividad y llevarse algún que otro recuerdo realizado con los bolígrafos 3D.

Como colofón, después del bocadillo participaron en una gymkana en la que el objetivo era claro: jugar y divertirse.

Utilizando las tarjetas MicroBit, construimos varios juegos por los que tenían que ir pasándose divididos en grupos. Uno de ellos era Operación, donde en vez del cuerpo de un humano, tenían que sacar distintas piezas de un gigantesco robot con cuidado para no tocar otra cosa que no fuera la pieza. El siguiente juego consistía en reaccionar lo más rápido posible a las indicaciones de la Microbit, pulsando a izquierda o derecha según apareciera un led encendido en la tarjeta. Una vez cogida la mecánica, que a veces costaba, era complicado apartarles de allí para pasar a la siguiente actividad, el juego de “Piedra, papel o tijera”. En una versión menos analógica, los participantes tenían que agitar unas tarjetas Microbit donde se mostraban los distintos elementos del juego.

Por último, para completar la gymkana, las y los niños tenían que conseguir completar un circuito de alambre con un aro sin que este tocara o, si lo hacía, que fuera el menor número de veces posible.

Para poner el punto y final a esta semana llena de actividades y diversión, donde los protagonistas no solo fueron los y las participantes en el campamento, sino también las personas voluntarias como Laura, Mateo, Candela, Moisés o Azucena que con su implicación hacen posible la realización de estas actividades, se hizo entrega a las y los participantes de unos diplomas y una foto de grupo para el recuerdo (que se puede ver en la galería).

¡Gracias a todas las personas que hacen posible los campamentos Joven In Tech!

Podcast Cuatripiñata

¡SÍGUENOS!

Suscríbete a nuestro boletín

Política de confidencialidad(Obligatorio)
Este campo es un campo de validación y debe quedar sin cambios.

Somos Fundación Esplai

Fundación Esplai Ciudadanía Comprometida somos una entidad sin ánimo de lucro que tiene como misión promover el empoderamiento ciudadano y su compromiso con la mejora de la sociedad, desde la perspectiva de los derechos, la inclusión y la transformación, y con una especial dedicación a la juventud. Todo ello mediante la intervención social comunitaria, la acción socioeducativa y la inclusión en el ámbito de las tecnologías de información y la comunicación, trabajando en red con el Tercer Sector y con el resto de agentes sociales.