Las noticias sobre la situación del pueblo Afgano abren todos los informativos. El régimen Talibán impone su ley y, una vez más, silencia la voz de un pueblo que no conoce la Paz desde hace décadas.
Como dice nuestra querida compañera Nadia Ghulam “para la mayoría de vosotros, la guerra está lejos de casa. Ni tan siquiera podéis imaginar cómo sería vivir en otro país y, desde lejos, ver como tu gente, tu familia, tus amigos y amigas, están sufriendo a causa de la guerra. La mayoría de personas refugiadas y migradas en el exterior ya no tenían fuerza, ni económica, ni física, para ayudar a sus familias. Ahora, con las fronteras cerradas, no les podemos ayudar ni a salir del país. Esto es una tortura para nosotras. ¿Qué culpa tienen de no tener pasaporte ni tarjeta de identidad para poder salir de este horrible lugar donde la desesperación campa a sus anchas? ¿Cómo se puede ayudar a toda esta gente que está sufriendo la guerra constantemente?”
Necesitamos fronteras abiertas y refugio para todas las personas que huyen del país. Derechos humanos que no caigan en papel mojado. La indignación y la compasión no son suficientes. Hace falta acción y una respuesta contundente.
Desde Fundación Esplai queremos mostrar nuestra total solidaridad con el pueblo Afgano, e instar férreamente a los gobiernos y a la comunidad internacional a proteger la Vida, la Libertad y la Paz.